miércoles, 11 de enero de 2012

¿Realmente conocemos a la generación Y?

Hace poco leía un artículo que sentenciaba "los jóvenes pecan de individualidad". Y así comencé a recordar y leer tantos artículos, algunos basados en encuestas y otros en opiniones, que etiquetan a los jóvenes de manera nada positiva. Hablan de individualidad, soberbia, falta de compromiso, desinterés, entre tantas otras palabras que usan para calificarlos. 
Y pensaba, a veces las etiquetas no nos permiten mirar más allá de lo que vemos. Es como si por momentos tuviéramos un lector de barras (como en el supermercado) y pasáramos a las personas una detrás de la otra: "este es generación Y, soberbio, el que sigue".
En algún artículo anterior escribía sobre la ventaja con la que cuentan otras generaciones, la experiencia (no se da necesariamente en todos los casos). Y es esa experiencia la que podría enseñar a un joven de la generación Y a no ser soberbio (suponiendo que lo fuera). La mejor manera de enseñanza sería a través del ejemplo.
Cuando otras generaciones tiran al aire que los jóvenes pecan de individualidad o falta de compromiso, me pregunto de dónde lo habrán aprendido. De la casa del vecino seguramente, porque en nuestro lado eso no se enseña, no? 
Según los sociólogos Karl Mannheim y Pierre Bourdieu, las generaciones no se definen exclusivamente por un corte etario, sino también por el contexto en el que se encuentran esas personas y la experiencia compartida (disculpas a los sociólogos por la simplificación de la teoría). Esto me lleva a pensar en dos cosas:

Por un lado, la generación Y es la primera que comparte tantas características a pesar de los contextos diferentes en los que se encuentra. Es decir, jóvenes que han crecido en brasil tienen grandes similitudes con jóvenes de Estados Unidos, y esto se replica en diferentes países. Es claro que internet y la masiva participación en redes sociales tienen influencia en ello; es una manera de compartir y muchas veces copiar lo que se hace en distintas partes del mundo: lenguaje, vestimenta, imagen, intereses, etc. Sin embargo, no implica que las diferencias no existan, porque los contextos sociales, a pesar de similares, tienen sus  particularidades. Es importante ser conscientes de eso al momento de generalizar..."por que los pibes de ahora son tal cosa" y no son "todos los pibes de ahora" son los que vos conocés o los que vos encuestás, no son todos.

Por otro lado, cuando hablamos de jóvenes de la generación Y se los etiqueta de tal manera como si todos fueran iguales. Y creo que una de las cosas más atractivas de esta generación, es que tienen individualidades muy ricas que deben ser valoradas. Si bien comparten ciertas características, promueven distintas perspectivas a las conocidas tradicionalmente y están impulsando un cambio muy fuerte en diferentes ámbitos (más allá de las ideologías y de que estemos de acuerdo o no en el cómo, esto se está dando). Indignados, por ejemplo, un movimiento que se replicó en muchos países y que está diciendo basta a la manera de llevar adelante la economía y la forma de entender el Estado. El movimiento estudiantil en Chile. También la nueva manera de vivir el contrato laboral. Me refiero al contrato psicológico. Están planteando nuevas reglas, diferentes formas de trabajo. Están cambiando el mundo laboral. Y creo que también están cambiando el mundo. Su enfoque está trabajando otras maneras de hacer las cosas que ya no funcionan.

Seguramente habrá jóvenes soberbios, individualistas, etc; así como también encontramos estas características en los Tradicionalistas, Baby Boomers, X. Sin embargo creo que hay que enfocarse en los jóvenes de una manera diferente y acompañarlos en el cambio que están enfrentando y que en poco tiempo liderarán, si es que aun no lo hacen, desde las compañías privadas, la administración pública, las organizaciones del tercer sector.

Muchas veces tengo la sensación de que el debate de la generación Y se queda en "son esto o aquello", en una superficie que no trae nada nuevo. Y creo también que la mejor manera de aprovechar esta oportunidad de cambio que tenemos es acompañándolos desde otro lugar, tomando la responsabilidad (la capacidad de responder) por el legado que les estamos dejando y acompañarlos en la transformación de aquellas cosas que no funcionan. Esa es mi manera de ver el liderazgo, el que tiene como características la responsabilidad, la generosidad (de compartir con el otro mis conocimientos y experiencias) y la capacidad de conectarnos con lo que el otro necesita, más allá de las etiquetas que les hayan puesto cuando pasaron por el lector de barras.
Las etiquetas tienen un vencimiento, se despegan, se rompen. ¿Las personas?....las personas son mucho más que eso.

Y conste que cuando hablo de los jóvenes me incluyo; soy de la generación Y. Pero también me incluyo en la responsabilidad de qué les voy dejando a los más jóvenes, a los de veinti tantos. Esto es una cadena, no de favores, de evolución.


1 comentario:

  1. El problema se da cuando se toma como una verdad absoluta y las compañías basan sus programas en las generalidades que generan los estudios sociológicos, porque precisamente estudian a las personas interactuando en determinado marco social y es la forma que tienen de marcar ciertas tendencias. Ahora, como cualquier generalidad, tiene sus excepciones y el punto es que cuando hablamos de personas las excepciones son todas, porque no hablamos más que de INDIVIDUOS, y es por ello que las empresas deben considerar las tendencias sociales, pero cuando llega el momento preciso deben enfocarse en cada persona como lo que es, un ser único.
    Si las personas ajenas a esta generación, logran despegarse de el estereotipo sociológico y entender a los individuos de esta generación más allá del conjunto, será entonces mucho más fácil, atraer los recursos necesarios y conseguir su fidelización para poder lograr el desarrollo necesario, en el tiempo debido, logrando al mismo tiempo el desarrollo de la organización para la que trabajan.

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