miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Por qué celebrar nuestros logros?

Cuando pensamos en logros, buscamos grandes sucesos, objetivos importantes para la mirada de terceros, incluso a veces los relacionamos con metas difíciles de conseguir. Y dejamos de lado o restamos importancia a aquellos logros tal vez más pequeños del día a día. Si haces el ejercicio de pensar en los logros que has obtenido este último año pensarás probablemente que son muy pocos; si te propusieras
hacer un listado de logros que has obtenido en tu vida seguramente te cueste identificarlos, haz la prueba. Y ello se debe en primer lugar a lo que pensamos que es un logro, lo vemos como algo grandioso y ¡lo es! aunque no por su tamaño o dificultad, sino por el simple hecho de ser algo importante para nosotros y para lo que hemos puesto cierta dedicación, tiempo, esfuerzo. 
Un logro puede ser
que nos otorguen un reconocimiento ascendiéndonos en nuestro empleo, un incremento de salario, obtener el mejor promedio de nuestro curso, comprar una propiedad; también son logros los que obtenemos día a día, como que nos feliciten por haber hecho una buena presentación en nuestro trabajo, lograr la aprobación de un examen, conseguir alquilar el departamento que tanto queríamos, lograr alimentarnos saludablemente, mantenernos en el gimnasio luego del primer mes, ponerle límites a un jefe o compañero, llegar temprano a nuestro trabajo si tenemos la costumbre contraria, no reaccionar mal ante la congestión del tránsito, brindar nuestro tiempo a alguna causa solidaria, etc.  Es decir, todo aquello que para nosotros podría conllevar determinado esfuerzo o dedicación y que nos proponemos lograr con voluntad. 
Son logros aquellos pequeños detalles de nuestro día a día que nos permiten una mejor calidad de vida, comenzar el día de buen humor, sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Y esos logros no los reconocemos hasta que no los festejamos de alguna manera, aun mejor si compartimos ese festejo con alguien más. Reconocer nuestros logros nos ayuda a inclinar la balanza hacia un lado positivo al momento de reflexionar sobre nosotros mismos y refuerza nuestra confianza para tomar nuevos desafíos. 
Piensa cada semana en los objetivos que vas logrando, por más pequeños que estos te parezcan (escríbelos para tenerlos a mano en los momentos en los que te hechas abajo por lo que no consigues) y decide de qué manera celebrarlos, en poco tiempo crearás el hábito de pensar en todo lo bueno que logras y disfrutarás de las "conquistas" del día a día

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